| 23 de octubre

Gabriel Moscovici Vernieri, estudiante fueguino de Antropología, fue galardonado en el Concurso “Antología del ensayo filosófico joven en Argentina”

En la "Antología del ensayo filosófico joven en Argentina", se reúnen trece ensayos de pensadores sub-40 -participantes del concurso homónimo, convocado por el Centro Cultural de España en Buenos Aires, la Dirección General del Libro, Bibliotecas y promoción de la Lectura y el Fondo de Cultura Económica, que muestra la vitalidad del nuevo pensamiento local.

En la "Antología del ensayo filosófico joven en Argentina", se reúnen trece ensayos de pensadores sub-40 -participantes del concurso homónimo, convocado por el Centro Cultural de España en Buenos Aires, la Dirección General del Libro, Bibliotecas y promoción de la Lectura y el Fondo de Cultura Económica, que muestra la vitalidad del nuevo pensamiento local.
El libro, publicado por esa casa editora, auspiciada por los demás institutos y la invalorable tarea de coordinación de Omara Barra, está compuesto por textos premiados por un jurado que integraron el editor Luis Chitarroni, la ensayista Esther Díaz y el también ensayista Gustavo Santiago.
La primera mención fue para "Espectogramas (pos) modernos: el mito zombi en el horizonte de lo "post-humano", de Jazmín Acosta, y la segunda le correspondió a "La vida en el silencio de los órganos", de Axel Cherniavsky.
El prologuista e ideólogo del premio fue el periodista especializado Luis Diego Fernández, que además presentó al volumen con un prólogo especialmente escrito para la ocasión.
El resto de los trabajos fueron firmados por Sol Echevarría, Silvina Evangelista, Ignacio Irulegui, Santiago Lange, Natalia Lentino, Gabriel Angel Moscovici Vernieri, Claudio Occhi, Fanny Pirela Sojo, Martín Retamozo, Jorge Roggero y María Silva Massacese.
En su apertura, "Ensayar, de nuevo", Fernández escribe que "el ensayo, como tal es conocido, surge de la pluma de Michel de Montaigne, filósofo ciceroniano del siglo XVI".
El hombre "escribía sin discurrir y talló bajo su nombre un curioso opus: los ensayos. ¿Qué ensayaba? ¿Qué características abría -o dificultaba- tal nombre? ¿Qué preguntas procuraba responder y generar?".
El género, dice, "es libre, amistoso, asistemático, destinado a un público amplio, sin un necesario aparato crítico ni documental", aunque tampoco los descarta si las condiciones lo exigen.
El texto de Cherniavsky es una pieza notable: abierta por una cita del filósofo francés Henri Bergson, se dedica a estudiar la "evolución" en el tiempo de dos relojes iguales, "Amantes perfectos" que van perdiendo la sincronicidad a medida que los dispositivos empiezan a fallar.
Esa es la excusa para que el ensayista teorice sobre el tiempo, la duración, la vida imperfecta, el vivir juntos y la muerte, por un costado inédito y original. "Durante un tiempo convivirán desfasados. De manera eventual, uno se detendrá y el otro seguirá marcando una hora siempre solitaria. Por último, faltalmente, se habrán detenido ambos".
Jazmín Acosta trabaja el mito zombi en el horizonte poshumano, y esa temática, con sus modulaciones, se repite en otros textos.
La hipótesis que podría conjeturarse es que los sub-40 trabajan lacuestión de los detenidos-desaparecidos con las armas de cierta cultura pop y los discursos de vanguardia en un arco político completamente distinto a cuando el filósofo francés Gilles Deleuze, figura tutelar de estos textos, se volvió de lectura múltiple.
Silvina Evangelista, en "La inmediatez del pensar", estudia ese inmaterial, el pensamiento, usando la metáfora de la danza, y así
dibuja una serie de figuras que se componen y se disuelven. Esa es su manera de nombrar -si así puede decirse- al acontecimiento.
A su vez, Natalia Lentino, explora el concepto de potencia, desde Giorgio Agamben hasta el Baruj de Spinoza, a partir de un texto de la poeta rusa Anna Ajmátova sobre el cuerpo: el cuerpo que puede, no puede, no quiere poder, quiere no poder.
Es interesante por qué Deleuze (como en otros momentos fueron Michel Foucault o Jacques Lacan) es una referencia ineludible para los sub-40: difícil encontrar un pensador que respetara la inmanencia, despreciara la trascendencia, atendiera las metamorfosis y pensara las mutaciones del poder, hasta llegar al umbral de la biopolítica contemporánea, que se ha adueñado hasta de los tiempos de ocio.
De ese sino difícil será salirse en el universo global, pero a estos jóvenes no parece faltarles audacia; en el vientre del capital anida siempre un Jonás, acaso uno de ellos. El tiempo y la producción dirán si los smartphones de Steve Jobs tienen el mismo valor cualitativo que supo tener la imprenta de Gutenberg.
Fuente: Agencia Télam
 
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